Las obras de la serie Pájaros surgen durante el confinamiento, quizás como una visión melancólica hacia el pasado tan cercano y tan lejano y diferente que hemos dejado atrás. Son una ventana que abren el recuerdo de la libertad, pero al mismo tiempo la visión de los pájaros en movimiento dan un aire de esperanza. Un viaje hacia lugares remotos, desconocidos, limpios. ¿A dónde irán? Esa es la pregunta que me inspiró y la que me hizo ver que aunque el ser humano entre en un letargo indefinido, el mundo sigue su curso.

Son tridimensionales; de lejos, despistan, de cerca tienen diferentes puntos de vista. Son tridimensionales. Mi objetivo era plasmar una imagen de aspecto figurativo mediante una técnica completamente abstracta. No quería pintar los pájaros, pero tampoco quería hacer algo evidente. Por eso, no se trata de un collage sino de una sencilla pero precisa incisión; un piquito del papel que recorto, elevo y pliego para crear el efecto de las alas. Acaba siendo gestual, monótono por la recurrencia pero al mismo tiempo relajante, como la imagen que plasman. Sólo medito las composiciones de los pájaros que realizan coreografías aéreas. Con esos bailes represento las migraciones, las elevaciones y los quiebros. Unos están cerca, otros lejos, pero siempre se trata de las misma intervención sobre el papel. Me gusta que el soporte se convierta en una parte fundamental de mi obra. Ya lo hice anteriormente pintando sobre palets de madera, trabajando la arquitectura de las tablas, y tambien en una etapa más cercana con la serie de Orbits Piezas. Es una nueva etapa, diferente. Como la que nos toca vivir.